domingo, 26 de febrero de 2012

Cita a ciegas/Parte I

Si ya una cita vidente y evidente puede ser un caos, una cita a ciegas puede resultar un caos elevado a la enésima potencia y en algunos casos una real y auténtica insensatez...
Hace unos años, tuve mi propia experiencia con una cita a ciegas, fue horrorosa.
La sensación que tenía en ese bar con “mi cita” era muy rara, en mi mente sólo preguntas, ¿Qué hago aquí?¿Cómo he podido llegar a este bar?¿Habré sufrido enajenación mental transitoria...(ojala)? Voy a matar a Silvia(mi amiga)...
Estos son los efectos de una copa de más, unido a la poca luz del bar, el cual para ser un bar pijo debería gastar un pelín más en iluminación...no he vuelto a ir porque me dan copas caras y citas a ciegas para nada recomendables...,sumamos también la miopía de la menda lerenda y el único tema de conversación en común “Asturias, patria querida” y por lo visto el mal consejo de mi amiga...es un chico muy majo y muy guapo...en ese momento se me olvidó que también ella era miope y estaba en el mismo bar que yo. Pero claro, a tiempo vencido y con gafas, todo se ve más claro.
Resulta que nos dimos los teléfonos, y a los pocos días recibí un mensaje...¡Quería quedar conmigo!...bueno...yo no sabía qué hacer, no me acordaba realmente de él, sí de lo que hablamos...recurrí a mi amiga Silvia, la otra miope y me convenció para que quedase con él...maldita la hora...
En la vida había tenido una cita a ciegas, digo a ciegas porque no le ponía cara ni nada, vamos, sólo sabía que era de Asturias, pero si me hubiera cruzado con él por la calle, no le hubiese conocido. Los días previos a la cita estaba de los nervios, hablé con mucha gente para que me aconsejaran y contaran sus experiencias con citas a ciegas si es que las habían tenido, hasta que un día hablé con una persona de las más sabias que conozco...mi madre...sus palabras fueron “no vayas con ninguna expectativa y relájate”...después de la cita entendí que es uno de los mejores consejos que me han dado.
El día de la cita en cuestión estaba mi compañero de piso Hans en casa(sí, el erasmus de la saga Compañeros de piso), mientras me probaba toda la ropa que había en mi armario, incluso la olvidada en el fondo (esa que no te acuerdas ni que existe), lo tenía de consejero estílistico y psicológico...después de ponerme todos los modelitos posibles y dar con el adecuado me faltaban los zapatos...y allí estaban ellos... “Los zapatos asesinos” dato que descubrí antes de finalizar la cita. Hans me dio su bendición, no me hizo la señal de la santa cruz ni nada por el estilo como en las novelas de televisión, sino que me dijo que iba guapísima y estupendísima, así que no tenía nada de que preocuparme. Os lo creáis o no, salí de casa hinchada como un pavo real...
Me duró poco, cuando estaba a mitad de camino del bar en el que habíamos quedado, los bonitos, pero no por ello menos asesinos, zapatos empezaron a destrozarme los pies... no una simple rozadura... noooo, aquello parecía la matanza de Texas, tanto que la cita empezaba tiñéndose de rojo...
Sheila(Six)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juer que dramatismo... Ya estás escribiendo lo diguiente, que quiero leer...jajajaja.
Raro36

Diego Carrizo dijo...

jajaja, ains cada vez que me acuerdo de los zapatos asesinos... el asco y la tirria que les cogiste aunque no era para menos!!