sábado, 12 de mayo de 2007

Imagina



Imagina que vives en un ambiente en el que nadie habla directamente, pero que hablan de ti en tu presencia.
Imagina que los niños se burlan de ti en la calle y los adultos te miran fijamente y murmuran de ti en tus espaldas.
Imagina que las personas te cogen del brazo, te sacan a la calle, te meten en un coche y nunca te dicen a donde vas.
Imagina que vives y vas a la escuela en lugares controlados por personas que nunca te dejan ir solo a ninguna parte.
Imagina que estas en la escuela y que año tras año los profesores te preguntan, qué color es este, aunque tengas 18 años.
Imagina que las personas mayores siempre interrumpen los intentos de hacer algo y lo hacen por ti.
Imagina que vives en un sitio donde las personas siempre se quejan de ti o hacen chistes de ti en tu presencia.
Imagina escuchando a los demás hablar constantemente de lo que no puedes hacer.
Imagina que estas en una situación en la que todo el mundo te da órdenes pero nunca hablan contigo.

La imperfección es la clave.


Todo parecía apuntar que el sábado fue perfecto, pero todos sabemos que en esta vida no hay nada, nada que sea perfecto.
Este mundo está lleno de imperfecciones, aunque se tiende a establecer unos ideales de perfección.
A lo largo de la historia esta idea de perfección ha ido cambiando. En la prehistoria estaban las Venus, aquellas mujeres tan graciosas de las que ahora dirían que no son más que un trozo de piedra con la forma de una tía gorda que se pasa todo el día bebiendo cerveza y comiendo patatas.
Hemos llegado a un punto en esta sociedad, en que sólo es perfecto aquélla persona que posee una talla 36 y unas medidas tales como 90-60-90, pero si tienen 89-58-85, todavía mejor. Contra más se te noten los huesos, más marcados tengas los labios (y si no los tienes te los aumentas con cirugía, tipo Esther Cañadas que le quedan preciosos), cuanto más rubia oxigenada seas y más azules tengas los ojos, más “perfecta” eres, y si no tienes alguna de estas “cualidades”, date por perdida.
Hay poca gente sensata que se atreve a decir que se está llegando a un punto exagerado, chicas que por querer conseguir esta perfección arriesgan su vida y entran en una enfermedad de la cual es muy difícil salir, es un tema de actualidad, la anorexia.
No se tiene que lavar nadie las manos diciendo que, por ejemplo, la moda no tiene nada que ver con este problema…pero la verdad es que todos tenemos la culpa de esto, todos queremos que todo el mundo tenga una medidas perfectas o que todo el mundo sea perfecto, sin importar esas pequeñas imperfecciones que nos hacen tan auténticos.
Enciendes la televisión y no hay más que sexo, chicas perfectas y poco más. Cuando surge un programa interesante que dice todo lo que tenemos que saber pero que nadie quiere oír, apagamos la tele o simplemente el programa desaparece.
Es más bonito e interesante escuchar los cotilleos que a nadie nos afectan, pero que a todos nos interesan: Los problemas de Rociíto…porque no dan información de la gente que ha conseguido llegar a ser algo porque se lo ha trabajado día a día, un famoso. Aunque esta cualidad, famoso, actualmente se le atribuye a cualquier personaje que sale en la prensa por se hija de, o novio, marido o ex de la hija de…
Estamos llegando a un punto en el que la publicidad está acabando con nuestra personalidad, la televisión está acabando con nosotros y nos está manejando como a títeres.
Porque nadie, o mejor dicho, casi nadie, se atreve a apagar la televisión.
Sólo hay un pequeño grupo de personas que tienen el suficiente valor de apagar la televisión y por eso yo te animo:
Apaga la tele, coge un libro y LEE.
Sheila(Six)